13.2.07

Capítulo 9: Reporte de Avances

Les dejo un capítulo cortísimo pero tenía que existir, pues explica como es que podemos deshacernos de los demonios. El siguiente será largo así que preparense jajaja.

Este es un reporte enviado a todos los oficiales de alto mando de la Armada Mundial, es estrictamente confidencial, el revelado del mismo sólo se puede hacer con las órdenes del General en Jefe.
Febrero 13 del año 2478. Luz del día. Los resultados de los más recientes experimentos han estado funcionando de una manera excepcional, parece que hemos encontrado la solución al problema de la inmortalidad de los demonios. Pensé que nos extinguiríamos antes de poder hallar una solución al hecho de que éstos eran inmortales, realmente ahora no hay nada que la ciencia no pueda matar. Sin embargo, creo que hemos hallado una respuesta a nuestra interrogante y es por eso que es que ahora me dirijo a ustedes en este comunicado. Aunque creo que es la primera vez que creamos un avance militar que no sea para matar a nuestra misma especie. Es preciso decir que aún este prototipo no ha sido probado en combate y tan sólo es una suposición de cómo es que tendría que funcionar. En el mejor de los casos, los llamados demonios desaparecerían y ahora sólo sería cuestión de acabar con ellos. El funcionamiento de la primer arma de antimateria, el modelo Raven, es una pistola de mano, funciona con municiones de antimateria de hidrógeno. Decidimos elegir el hidrógeno pues es abundante en nuestro planeta y las municiones serían económicas, aunque esto último no importa ya demasiado.
Su funcionamiento es simple, pues, en teoría todo lo que tiene vida o acción propia necesita energía y se ha demostrado que la energía son simples átomos vibrando con demasiada rapidez para que el ser humano pueda percibirla con sus cinco sentidos en capacidades normales. Al decir esto, tan sólo pudimos pensar en que si los demonios contaban con acción propia, al menos tenía que ser energía, es decir átomos de materia vibrando, y tan sólo revisamos la teoría del Big Bang que nos dice que al principio, todo era materia y antimateria y cuando chocaron formaron al universo. Después de esto podemos concluir que lo que hace que se destruyan los átomos y la forma de eliminar a los demonios sería bombardear la energía de la cual estaban hechos con antimateria y es por eso que hemos estado trabajando en un arma capaz de lograr este cometido. Sin embargo aún es una suposición, pues aunque se ha demostrado que los demonios en efecto generan calor y el calor proviene de la energía es la opción más viable para poder combatir la amenaza que ahora nos acecha, es una medida desesperada pero no hay tiempo de más pruebas y se nos ha autorizado su fabricación en masa y, en caso de funcionar, podremos ver la factibilidad de crear nuevo armamento de antimateria. Como ya he mencionado, no podemos dar una confianza total a está arma pues no hay en que probarla, pues la hemos probado en energía y funciona perfectamente pero jamás hemos tenido la oportunidad de experimentarla en demonios reales. La Raven está diseñada para poder cargar hasta 40 balas en un cartucho, debido a que se necesita una pequeña cantidad comparada con la pólvora utilizada en una bala común. Cada bala tiene en su interior una pequeña porción de antimateria que, de dar en el blanco, podría acabar con un demonio de raza Daemon (los más pequeños y débiles) pero como ya he dicho tan sólo es una suposición. La Raven puede disparar hasta tres balas al mismo tiempo, se puede usar el sensibilizador que sentirá que tanta fuerza se pone en el gatillo a la hora de disparar para poder lanzar el número de balas deseadas o se puede usar una configuración manual para que sea cual sea la fuerza implementada, el número de balas a utilizar siempre sea igual. Ésta tiene un diseño ergonómico para una mayor comodidad al sostenerla y cabe mencionar que puede ser modificada e implementada para tener mejores resultados, sin embargo no tiene capacidad para balas de pólvora comunes. Consideramos que está arma cambiará la guerra, si no lo hace para nuestro bien, al menos lo hará para resistir un poco más. Al fin ha llegado una pequeña esperanza a nuestra causa.
Nosotros resistiremos con orgullo, nosotros resistiremos siempre unidos y si es preciso, moriremos con fortaleza y como hermanos.
Anexo con éste reporte un esquema que nos muestra el funcionamiento del modelo Raven.
En. D. Matthew Walters
Encargado del Departamento de Antimateria
Secretaría de Defensa de Norteamérica

11.2.07

Lamento de inocencia

Lo maté, sí...era tan sólo un niño y, ¿todo para qué? Para salvar mi alma cobarde, que huye cada noche de la muerte, aún recuerdo cuando no tenía que hacerlo, sin embargo eso ya no importa, todo es parte de un pasado relativo el cual sé que existió pero, por alguna razón, hoy hace la diferencia.
Matar para vivir; es la primera regla de alguien que jamás volverá a ver el sol subir por las montañas mientras exista, de alguien que está condenado a vivir en eterna soledad, de alguien como yo...un vampiro. No todo es lo que los mortales piensan, no todo es simple y parece que la inmortalidad a veces nos hace más débiles, no sufrimos dolor físico, no envejecemos y mucho menos morimos; pero, por alguna razón, lo que los mortales llaman conciencia y sentimientos jamás se fueron. De hecho, incrementaron pues son los instintos básicos de todo ser vivo y, como todo lo que ocurre en la transformación, se agudiza y se vuelve más profundo. Créanlo o no después de transformarme en esta criatura que a veces he llegado a detestar al fin entendí ciertas cosas como las palabras que mi madre solía repetir constantemente... “Los sentimientos nos acompañan hasta la muerte, ¿crees que un viejo de 80 años no se siente solo, piensas que con la edad eso se desvanece?”. Sí, esas eran las palabras de mi madre, ahora tengo 217 años y, a pesar de siempre habérselo negado, por fin me doy cuenta que siempre tuvo razón, los sentimientos jamás nos dejan y mientras más queramos escapar de ellos siempre nos perseguirán y con más deseos de consumirnos y, a pesar de ello, no podemos existir mutuamente sin desafiarlos y que ellos nos sigan venciendo. No hay más que dejarlos ganar, pues al cuerpo se le vence, incluso a su envejecimiento y yo soy prueba de esa victoria sobre la muerte, natural al menos. ¿Pero qué soy yo? ¿Estoy muerto, estoy vivo?, ¿soy sólo un reflejo de mi vanidad y frivolidad?, pues a diferencia de muchas personas yo escogí este destino, pensé que al ser vampiro podría alejarme de todo a lo que temía, a la muerte, a envejecer, a perder mi belleza, a convertirme en un ser que nadie desea por el hecho de que es inútil, pero sobre todo a alejarme de algo imprescindible en la vida de todo ser mortal con conciencia...el amor, pero mi sorpresa más amarga y dulce a la vez es como el amor es lo único que juega un papel importante en mi miserable existencia. He tenido muchos amantes, a muchos les he matado, a otros tantos les he regalado la vida eterna y a otros les he tenido que abandonar debido a que ellos envejecían y yo no, cuál sería su impresión al ver que su amado aún era joven y en su piel se acomodaban arrugas cada vez más marcadas por el tiempo.
Veo el cadáver de éste niño, cada vez más frío, pues su corazón ha dejado de latir y ya no circula sangre por su cuerpo; y pienso en todo el futuro que él hubiese tenido por delante, es algo muy horrible matar a un hombre, tomas todo lo que tiene por delante y todo lo que alguna vez tuvo, es extraño que un predador como yo lo diga pero aún ahora sigo teniendo culpa por las vidas que he arrebatado de sus dueños, pero como pasar desapercibido a este pequeño, o sí, tenía un rostro angelical, bello, inocente, tierno como la más hermosa flor, sin duda su madre es hermosa y de rizos dorados como lo era el niño. Me recuerda a mi más preciada amante hasta el momento, a quien amé tanto que le di lo que a ningún otro he dado hasta ahora de nuevo. He conocido a hombres extraordinarios, fornidos, hermosos y dulces, a mujeres hermosas, de buen aspecto, damas en todo el aspecto de la palabra, pero nadie como Isabela. ¡Ah tan sólo mencionar su nombre hace que sienta que tenga de nuevo mi ahora inexistente alma! Sí, ella era soberbia, hermosa, dulce, inteligente, jamás acabaría de mencionar sus cualidades, sería preciso preguntarse ¿qué no tenía esta mujer?
Recuerdo la primera vez que la vi, una reunión de los señores y señoras más distinguidos de la Europa. La sede era en París, ¡qué excelente ciudad para encontrar a un amor!, en la mansión de la familia Delacroix. Asistí pues no tenía que hacer aquella noche de domingo, entré por la puerta principal, observe la decoración de la enorme mansión, me había dejado sorprendido el buen gusto de la familia anfitriona, empezando por el decorado de la casa, era simplemente exquisito el blanco del mármol del piso y el pasamanos dorado de las escaleras. Todo complementado con cuadros que representaban una Francia libre e inspirada por la Revolución Francesa. Estaba disfrutando del detalle hasta que ella pasó por mis ojos, sí era ella, Isabela. Mis ojos no creían lo que veían, era hermosa, de un cuerpo perfecto, piel blanca, rizos dorados, esbelta y de muy buen gusto. Me le acerqué y le saludé de la forma más cortés posible.
-Bonnes nuits Mademoiselle, mi nombre es Athos- le dije, pensando que era de origen francés.
-Bonnes nuits Monsieur, mi nombre es Isabela, soy española ¿de donde sois vos?- contestó ella.
-Inglaterra, preferiría hablar en español, es definitivamente mejor que mi francés- contesté inmediatamente.
-Sí, lo noté en su acento, es pésimo, supongo que es por aquello del odio que sembró la guerra de los cien años- dijo e hizo una mueca inmediatamente con la boca.
-Me lo imagino, increíble que mi nombre aparezca en una novela francesa- reí por un instante.
Isabela también río y dijo: “Ya me lo imagino, con la migración ya el nombre puede ser cualquiera, sin embargo no habrás venido a hablarme de tu nombre”
Isabela era prepotente, pero tal vez eso es lo que me atrajo de ella en un principio, su tono de burguesía, simplemente era estupendo, era una hembra en toda la extensión de la palabra.
-Creo que usted va demasiado al grano señorita Isabela, a mí tampoco me gusta perder mi tiempo- le dije y voltee a verla a los ojos con una mirada que la acechaba.
-No es que no me guste perderlo, pero igual discutir de esto no me dirá porque está aquí- respondió.
-Estoy aquí por usted, la vi y me dije, es raro ver a una señorita tan hermosa tan sola, le iré a hacer compañía- le dije
-¿Usted piensa que necesito de un hombre para poder sentirme segura de ser mujer?- me respondió.
-No, pero creo que una mujer necesita a un hombre que este a su lado- le respondí temeroso de que pudiera agredirme más.
-Ja, que ingenuidad la suya señor, sin embargo admiro su valor al acercarse a una perfecta desconocida de la cual no sabe nada- me respondió ella frotándose los dientes con la lengua y, por un instante, su ojos se tornaron color fuego o eso me pareció a mí. –Tiene usted un semblante hermoso, me gustan los de su tipo, valientes y pulcros por lo que puedo ver en su vestimenta- complementó.
Yo no sabía que decir, a cada instante me enamoraba más de ella, no podía más que mirar sus cabellos dorados y su piel tersa, con cada minuto que pasaba estaba seguro que quería saber cada vez más y más de ella, simplemente la amaba y no sabía muy bien porque.
-Creo que es de percepción aguda señorita, eso o le gusta suponer, pero ya que sabe tanto de mí, hábleme de usted, de su pasado, de cómo llego aquí- le dije.
-Hay dos cosas que jamás debe preguntarle a una mujer señor, una es su edad y la otra su pasado, además lo considero una falta de respeto- me dijo.
Yo estaba confundido, al principio me hablo con tanta confianza y ahora que preguntaba su pasado, era ruda y defensiva en sus comentarios, en medio de mi confusión solo se me ocurrió preguntar: “¿Le molesta si bebo?”. Mientras me servía whisky en un pequeño vaso.
-En absoluto, tome todo lo que quiera y salud- me dijo, aceptando la petición.
-¿No toma señorita?- le pregunté ofreciéndole la botella cortésmente.
-Lo hago pero no creo que aquí sirvan lo único que tomo- me respondió.
-Pero si aquí están los vinos más finos que pueda encontrar en todo el mundo- le dije.
-Lo sé, ese es el problema, lo que yo bebo es de las cosas más corrientes que pueda usted encontrar en el mundo- me dijo rechazando la botella.
-¿Y que podría ser aquello?- pregunté rápidamente.
-Si se lo dijera, no me creería, aunque creo que lo averiguará en un corto plazo- me dijo la fémina, con ojos soberbios que me miraban fijamente.
La conversación se alargó, perdí el control de mis tragos, estaba en el punto en el que podía recordar lo ocurrido, pero nada era del todo claro. Hablamos de mi vida, de que yo era un triste burgués sin compañía, quien sabe cuanto le haya dicho de mí. Lo último que recuerdo fue que dijo que quería que estuviésemos solos y me llevó a un cuarto de la mansión.
-No podía haber hecho esto de otra manera- me dijo Isabel cuando cerró la puerta.
Yo estaba ebrio, ¿qué importaba lo que hiciera ahora? Había cumplido mi cometido de estar a solas con Isabela y eso era lo importante, sin embargo algo más de lo que yo esperaba ocurrió.
Isabela comenzó a desarroparme y ella comenzó a hacer lo propio, era una escena de amor y pasión. Hubiese sido como cualquiera y empezó siendo como cualquiera, ella me besaba y yo no podía resistirme, estaba en el cielo. Su piel pálida y mi piel se juntaban, me acariciaba y me seguía besando.
Sus pechos eran tiernos, hermosos, suaves, simplemente me perdía en ellos. La deseaba y me gustaba pensar que ella me deseaba a mí. Nadie hablo, pero ella rompió el silencio:
-Eres hermoso, creo que eres perfecto para mi propósito- me dijo con una voz sensual mientras besaba mi oreja.
No pregunté nada y sólo quise terminar, pero ella no me dejó, sentí una fuerza sobrehumana que me detenía.
-Hoy te convertirás en una criatura de la noche, me has amado y yo te concederé la vida eterna a cambio de la tuya, serás mi presa, pero eres una presa especial pues a ti te daré ese don, me has hecho recordar lo que se sentía el amor humano y no huiste de mí, ahora relájate y aliméntame- me dijo Isabela.
No entendía lo que decía, pero tal vez resultó muy coherente para mí pues estaba borracho y sólo dejé hacer lo que quería. Abrió su boca y en una ilusión sus colmillos se tornaron grandes y se clavaron en mi cuello como dos agujas, yo traté de quitármela de encima, no sabía lo que hacía parecía un animal forcejeando por su vida.
Estaba borracho, desangrado y casi sin conciencia, solo escuchaba a Isabela decir: “Calma...calma, aún no has muerto”.
No sé como lo hizo pero corto su cuello y me dijo: “Bebe”. Yo bebí como un niño cuando es amamantado y está hambriento hasta que Isabela me aventó, yo sólo imploré más.
-Dame más, dame más, es exquisita- le dije con desesperación.
-No lo haré, de eso es lo que te hablaba, una bebida muy corriente pero demasiado vital, ahora sabes cual es tu maldición, a cambio de vida eterna tendrás que ir a acechar a inocentes y darles la muerte para poder vivir otra vez, para poder vivir cada noche como lo que ahora eres, una criatura que ha salido del mismo infierno y que se dejó tentar por una mujer hermosa como yo, ahora ve amado mío, ve y vaga por el mundo tratando de encontrar respuesta a tu ahora adquirida desgracia pues yo no te volveré a ver y si lo hago no me acercaré a ti, esa es mi condena por haberte convertido en esto y esa es la tuya por haberme amado- me dijo Isabela, al momento en que se fue.
Yo no hice más que pasar la noche fuera, tratando de encontrarla en vano.
Sin embargo, nunca olvidaré a mi único amor mortal, Isabela, aquella a la que le di lo que nunca más le podré dar a alguien más. Mi vida.

6.2.07

Capítulo 8: Guerra

Para quienes esperaban un capítulo más largo aquí está, disfrutenlo.

El camino era largo, parecía no tener fin y por fin avistaron algo, era lo que parecía un campamento, primero Ricardo, Morihei y Héctor pensaron que era producto de su imaginación y pararon de caminar. Vincent y Chantal también pararon debido a que ellos se detuvieron viéndolos, aquellos tres tenían la cara de niños que van al parque de diversiones por primera vez. En realidad no habían visto humanos de no ser por el campamento militar. Vincent sólo dijo: “Hey, hay que seguir si quieren llegar allá” y siguió caminando.
Chantal lo siguió diciendo: “Vamos”
Morihei siguió el camino para preguntar a Vincent: “Señor, ¿eso es en verdad real?”
Vincent siguió caminando y tan sólo asintió con la cabeza.
-Entonces, ¿por qué se nos dijo que pelearíamos solos?, ¿por qué jamás tuvimos conocimiento de esto?, creo que tenemos derecho a saber este tipo de cosas- cuestionó Morihei a Vincent.
Vincent se detuvo, volteó y respondió: “Jamás les dijimos que no tendríamos refuerzos, además hay ciertos aspectos de la misión que no son tan importantes y si lo son, a veces es mejor que sólo nosotros lo sepamos”
Héctor rompió su silencio: “Señor, si hay tropas en este punto ¿por qué estamos aquí?, es decir ellos pudieron encargarse del demonio sin necesitar nuestra presencia”
-Te reconozco, eres el escritor del periódico, leía a diario tu columna, debo felicitarte era muy buena- respondió Vincent.
-Creo que eso no responde a su pregunta- dijo Ricardo por fin rompiendo el silencio que había guardado desde hace unas horas.
-Tranquilos novatos, es aquí cuando se nota su falta de experiencia. Éramos los únicos militares de alto rango en la base y ustedes la décima parte de las tropas que estaban en él. Es todo, fueron elegidos al azar, ustedes solo están aquí porque una computadora los escogió a diferencia de Chantal y de mi. Además esos hombres están enfermos, muertos de miedo y hambrientos, así que no se alegren demasiado, a veces en el aspecto militar éste tipo de tropas resultan más perjudiciales que útiles.- dijo Vincent para aumentar aún más la furia de Ricardo.
Ricardo lo alcanzó furioso y se puso delante de él y no lo dejó seguir con furia exclamó: “Señor, con todo respeto, los que están allá son vidas que valen igual que la suya y que la mía, no puedo creer como es que se atreve a decir que son un estorbo”
-Pues así parece ser, además tienes que aprender a tener la cabeza fría sobre todo muchacho- respondió Vincent alejando a Valenciano con su brazo para poder pasar.
-Habla como si jamás hubiese amado a nadie, ¿ha amado a alguien Vincent?- dijo Ricardo volteando a ver a Vincent.
Vincent volteó a verlo, sus ojos negros carentes de pupilas brillaron, se notaba que Ricardo había herido sus sentimientos, sin duda tenía que ver con su pasado y de la nada se le echó encima derribándolo con una fuerza descomunal, inhumana.
En el suelo y con una mano en la cara le dijo en una voz demoníaca: “Jamás vuelvas a decir eso, nunca lo menciones”
Ricardo estaba muerto de miedo pidiendo perdón como lo haría quien pidiera perdón a Dios antes de ir al infierno.
Chantal intervino: “¡Vincent déjalo en paz!, él no tiene la culpa además necesitamos su ayuda, la de él y la de todos los que aún tengan el valor de tomar un arma para confrontar a los demonios”
Héctor intervino: “Creo que lo que dice ella es verdad, déjelo en paz y ahorre energías”
Vincent vio a Chantal, sus ojos irradiaban fuego y de repente ese fuego desapareció, Delacroix no dijo palabra y simplemente le quitó la mano de encima, se puso de pie y decidió seguir su camino.
-Andando- dijo Chantal a los tres cabos que la acompañaban y haciendo un gesto de ánimo.
Morihei y Héctor ayudaron a Ricardo a levantarse y aunque éste se veía molesto no dijo palabra y continuó.
Al fin llegaron a la base, todo estaba en orden excepto, claro, por los miles de enfermos que eran muchos menos que los cadáveres que adornaban la base humana. A recibirlos estaba un hombre de aspecto rudo, alto, fornido de barba larga, pelirrojo, sin embargo lo que más lo distinguía era una cicatriz que le impedía abrir el ojo derecho, una raya vertical a través de él. Sin duda era de la parte alta de Europa del Este.
-Bienvenidos al infierno, sin embargo esperábamos un poco más de refuerzos- dijo el nórdico.
-Somos todo lo que necesitan- respondió Delacroix - sin embargo de donde provengo la gente suele presentarse antes de hacer comentario alguno, mi nombre es Vincent Delacroix, soldado élite de la Armada Mundial.
-Mi nombre es Knud Isben, soy General de División designado por la Armada Mundial, estoy a cargo aquí, no es nada personal pero a pesar de su rango mis hombres son mis hombres y sólo me obedecerán a mí, ¿entiende?. Debe de entender, después de esto mis modales simplemente parecen desaparecer pues hay que actuar como animales si queremos sobrevivir en esto a lo que ahora llamamos mundo, parece que el Ragnarök en verdad era como dijeron que sería- respondió el hombre pelirrojo.
-¿Ragnarök?, entonces usted debe ser de...-dijo Héctor
-Noruega y ¿tú eres?- dijo el Knud antes de que el joven escritor pudiese terminar la frase.
-Héctor Azagra, de lo que solían llamar la Unión Latinoamericana de Naciones, más específicamente de lo que antes conocían como la República de Uruguay- respondió el cabo con mucha energía.
-Después habrá tiempo de presentaciones, ¿cuál es el estado de su base?- interrumpió Delacroix.
-Me parecería más adecuado hablar de esto en un lugar más seguro, así tendremos un pretexto para disfrutar de un buen plato de comida y una cerveza- ofreció el nórdico.
Así que pasaron al búnker; Héctor, Ricardo y Morihei tuvieron que esperar afuera mientras Chantal y Vincent charlaban con Knud.
Había muchos soldados a las afueras del búnker, sin embargo ninguno mostró interés por hacer plática a los recién llegados, parecían no confiar en nadie pues su cara delataba y su actitud lo confirmaba. En toda la base pareciera que Knud era la persona más gentil y eso era hablar bastante.
Sin embargo, Héctor tan sólo se dedicó a dibujar otro paisaje con sus carbones y lápices, en ese momento no importaba nada más para él.
Morihei cogió un tronco lo suficientemente grande para poder esculpir algo con él, así que sacó su navaja y se puso a dar forma al deforme pero buen tronco de madera.
Ricardo parecía estar ahora calmado, se sentó junto a Morihei y trato de hacerle la plática:
-Perdona lo que paso en el avión, es que simplemente no pude controlarme, estaba eufórico y ansioso de venganza; pero dime ¿qué es lo que tallas en ese tronco horrible?
-No te preocupes, debiste de haber tenido tus razones para hacerlo y este tronco horrible es el principio de algo bello; tal vez un crisantemo, la flor de nacional de mi país, una rosa, la conquistadora de toda mujer o un girasol que estrecha lazos de amistad. La verdad no lo sé, pero será una flor que me haga feliz al momento de elaborarla y de volverla a mirar. En realidad no es la flor en sí, sino lo que me hace sentir cuando la veo y creo que eso es lo más importante, si quieres puedo enseñarte a esculpir algo, así tendremos en que entretenernos mientras el jefe habla con el nórdico, ¿qué dices?- respondió Morihei, a la vez que veía a Ricardo y le daba un tronco para comenzar a esculpir.
Ricardo no pudo negarse y cogió el tronco y saco su cuchillo bowie para comenzar las clases. Héctor observó la escena por un instante y siguió dibujando el paisaje que había imaginado.
Mientras tanto Chantal, Knud y Vincent discutían dentro del búnker el estatus de la base y el siguiente paso en la misión.
-¿Algo de tomar o comer?- preguntó Knud a sus invitados.
-Agua estaría bien- respondió Chantal.
-Ya lo creo, una mujer debe cuidar su figura y más una mujer tan bien formada como usted, ¿algo para usted Vincent?- dijo el nórdico.
-Creo que no deberías de hablarle así a Chantal, es tu superior y aparte es una dama; de cualquier manera ya he comprobado que tú no eres un caballero pero un vaso con whisky estaría bien- dijo Vincent a Knud.
-Increíble, un francés tomando whisky, ¿qué sigue?- dijo sorprendido Isben.
-En realidad no, inglés, sé que suena extraño pero así es, de francés sólo tengo el apellido lo demás siempre ha sido inglés. Sin embargo, dejemos de divagar y dime, ¿cuál es el estado de la misión y el de tu base?- concluyó el inglés.
-Diezmada totalmente como usted ya ha podido observar; en realidad quedan pocos hombres, un décimo de los que tenía originalmente. ¡Mierda! Ni siquiera supimos si algo nos tocó; en cuánto a nuestra misión, originalmente era capturar a un hombre; un empresario poderoso de está zona. Eso fue hace tanto tiempo que ni siquiera recuerdo su nombre; al parecer tenía vínculos con los demonios y era nuestro deber interrogarlo, pero fuimos diezmados. A comparación de los demonios, los hombres se matan unos a otros, los demonios serán pura maldad pero siempre luchan unidos, tal vez ese es nuestro punto débil. Como mencioné, fuimos diezmados en una batalla sin precedentes, en tres días nuestra base importaba poco menos que un comino y el sabor en nuestras bocas fue el mismo que el de una cerveza caliente por la garganta...-
-Qué analogía...-interrumpió Vincent.
-Como sea, fuimos exterminados y al final pudimos ver a uno de los guardianes del infierno, lo sé porque era diferente a los demás demonios, mi pregunta era ¿por qué un guardián del infierno aparecería después de que la base fue diezmada? Es una pregunta que tal vez jamás pueda resolver- concluyó el nórdico.
Vincent se quedó pensativo mientras Chantal seguía charlando con Isben, trataron lo que ahora harían para parar a Ophiel.
-El demonio del que hablas es Ophiel y, en efecto, es uno de los Seis Guardianes del Infierno. Desconozco la capacidad de su poder pero supongo que es demasiado para ser un Guardián, aún no sabemos si nuestras armas de antimateria funcionarán, espero que lo hagan pues son nuestra única esperanza. Sin embargo sugiero un ataque masivo, pues de otra manera no tenemos posibilidades de ganar. ¿Cuántos hombres tiene bajo su mando?- preguntó Chantal, bebiendo un poco del agua que le habían proporcionado.
-Aproximadamente 500 hombres y aún así no creo que sean suficientes- dijo el nórdico.
Vincent reaccionó inmediatamente y respondió: “Lo serán, nos las arreglaremos para que lo sean, prepare a sus hombres, dígales que duerman bien mañana en la mañana iremos en busca del tal Ophiel”.