26.5.07

Capítulo 10: Chantal

Era de mañana, el sol aún no salía y sonó la corneta en la base militar, los pocos soldados que estaban en condiciones de batalla se presentaron para formarse ante Knud, Vincent y Chantal. Héctor, Ricardo y Morihei estaban entre las filas pues no tenían un rango y sólo estaban ahí por circunstancias del destino. Llamaron a los sargentos para explicarles la misión. Ellos no debían cuestionar nada incluso si se les mandaba a morir en el campo de batalla sin razón aparente, su tarea era obedecer y nada más. Vincent explicó el plan de batalla:
-Es simple, marchar al encuentro con el demonio y tratar de exterminarlo a toda costa. Las reservas de municiones son bajas pero habrá que aprovechar cada una de ellas, no deben de utilizarlas como si lucharán una guerra para Norteamérica, ustedes encárguense de los demonios de más bajo rango. Yo trataré de ir con el escuadrón siete y ocho hacía el ojo del huracán, aplicaremos una táctica clásica pero muy efectiva, divide y vencerás. Trataremos de lidiar con el demonio que se encuentra en la cueva al noreste de su base- explicó Vincent hasta ser interrumpido.
- A veces me alegro de que los demonios no escojan fortalezas para esconderse- interrumpió Knud.
- Sea como sea, el general Isben y yo acompañaremos a los demás escuadrones y los guiaremos a la victoria sobre las olas de almas y daemon, seguramente con eso atacarán. Los escuadrones del uno al seis estarán bajo nuestras órdenes, espero un gran trabajo de ustedes pues la misión depende de ello, cada sargento es responsable de su pelotón y debe de guiar a sus hombres según la misión, espero que esto sirva para futuras referencias- dijo Chantal, mientras dibujaba en el mapa como es que debían de avanzar cada uno de los grupos.
-Sin duda caballeros, nuestra victoria significaría mucho para todas nuestras fuerzas pues le daríamos ánimos a nuestras tropas de seguir adelante y seguir luchando, la gloria esta próxima y si morimos lo haremos como hermanos- concluyó Chantal.
-Ahora vayan, expliquen la misión a sus hombres y estén listos para concluir esto, saldremos a las 730 horas- dijo el general Isben.
Los sargentos sólo saludaron y se retiraron para explicaron a sus hombres lo que ya habían escuchado de la boca de Vincent, Knud y Chantal.
-Parece ser que ha llegado el día Ricardo, volverás a ver a la cara a Ophiel- señaló Morihei.
-Así parece y estoy listo, he sido asignado al escuadrón que dirigirá Delacroix, que hermosa coincidencia...- respondió.
-¿No están nerviosos?, tal vez muramos en el intento...no sabemos que tan efectivas serán nuestras armas contra los demonios- dijo Héctor enfriando la situación.
-Algo, pero si tiene que pasar, pasará- aclaró Morihei acentuando aún más su origen oriental y sobre todo budista.
-Sí, creo que estoy nervioso, pero si muero al menos podré ver a Andrea de nuevo- respondió Ricardo.
Después de este pequeño diálogo los tres soldados se despidieron y partieron hacía sus respectivos pelotones.
-Es hora- dijo Chantal a un reservado Vincent.
Vincent sólo asintió y dejó su meditación para coger su arma, era una Raven personalizada, en un negro brillante y tenía dos iniciales que no pertenecían a él. Eran R y L en un hermoso grabado de diamante, con un pedazo de obsidiana colgando del mango.
-Es un arma un poco vieja para un élite ¿no lo crees?- dijo Chantal.
-No lo creo, aún funciona y aún puede destruir a lo que sea- dijo Vincent mientras salía de su refugio y se preparaba para partir.
El camino no era largo en realidad y no tenían que trasladarse a pie pues en la base había suficientes vehículos como para transportar el doble de los hombres en una sola vuelta. Knud aprovechó para hablar con Chantal.
-Y, ¿cómo es que una hermosura como tú terminó en esta batalla? Sería más seguro tomar refugio- declaró Knud mientras encendía otro puro con un fósforo de madera y le ofrecía uno a la bella mujer.
- Creo que por la misma razón por la cual estas cosas dejaron de llamarse habanos- dijo Chantal mientras negaba el puro ofrecido por Knud.
-¿A qué te refieres mujer?, ¿acaso tu ciudad natal era la capital de Cuba?- preguntó Knud.
-Así parece, no soy nada más que una antigua ciudadana de la ya desaparecida y libre Habana. Sin embargo en el momento en que fue destruida yo ya me encontraba muy lejos de ahí pues salí a buscar refugio en otra parte del mundo, pensando que los demonios jamás llegarían a Europa. Me establecí en Francia, aunque obviamente estaba muy equivocada acerca de los demonios, no tenía lugar a donde correr y cuando lo comprendí era muy tarde. Mi ciudad natal había sido destruida y los demonios empezaron a invadir toda América. Al principio me enteraba de esto sólo por rumores, pero al entrar a la Armada lo confirmé. Tal vez ese fue mi impulso para terminar en un lugar así, el dejar de ser una mujer débil y superar mi realidad. Superar el hecho de que hemos dejado de ser la especie dominante del planeta. Yo antes era una mujer de alta sociedad, me divertía, tenía muchos amoríos, me encantaba vivir apresuradamente, nada me importaba, ni siquiera porque podía observar la gran pobreza que existía en mi país, aún después de convertirse en un país libre de la dictadura. Simplemente era una mujer sin preocupaciones, que se dejaba llevar por las tendencias, los estereotipos y toda esa basura que era nuestro mundo. A veces no sé si de verdad merezcamos sobrevivir este infierno, a veces pienso que los demonios tienen derecho a exterminarnos pues nuestro mundo para el año 2466 ya era una farsa, una completa porquería; la cual antes era lo mejor para mí pues sólo conocía el lado bueno de ella, era una mujer hermosa, rica y que podía tener todo lo que quisiera con sólo decirlo. A veces pienso que en verdad lo merecemos. Sin embargo, después de este pensamiento, viene el que mi instinto, aquel instinto que tiene todo ser vivo por sobrevivir, aquél instinto que me dice que debo luchar, pues sino mi libertad será arrebatada de mis manos sin misericordia. Que debo ser fuerte ante todo, que debo salir adelante y vencer a los demonios. Pero sobre todo, y el pensamiento que más me invade es el que me dice que merezco ser libre. - concluyó Chantal, demasiado exaltada.
-Ya veo, sin embargo no sé porque me dices esto a mí que sólo llevo unos días de conocerte, parece que jamás le has dicho esto a nadie- dijo un sorprendido Knud a Chantal, tan sorprendido que el puro había caído de su boca al escuchar sus palabras.
-Eso es verdad, jamás se lo he dicho a nadie, sin embargo pensé que era bueno decirlo antes de ir a una batalla en la que puedo morir en el mismo instante en que comience, no podía morir sin confesarlo- dijo Chantal al mismo tiempo en que bajaba la cabeza.
Knud solamente dejó la mirada en una cabizbaja Chantal que parecía no tener nada más que decir.
Y era verdad, no tenía nada más que decir. Knud solamente estaba en el momento indicado en el lugar indicado para escuchar a una mujer que no tenía nada más que decir aunque Knud se quedó pensando si lo mismo le hubiese dicho a otra persona. Si tal vez él no hubiese preguntado, ¿se lo hubiese dicho de cualquier forma? Era algo muy complejo y Knud se quedó pensando el resto del camino en lo que había dicho la mujer que provenía de la ya desaparecida Habana mientras observaba la caja en donde estaban sus supuestos habanos.
Así pues pensó que acababa de entender lo que significaba la llegada de los demonios, no sólo significaba la extinción de su especie, no sólo significaba que él dejaría de existir, también significaba que todo lo que ha amado, querido y disfrutado también lo harían sino actuaba y luchaba para detener al enemigo. Perdería todo, así como lo había perdido Chantal.
Después de haber meditado todo ello, sólo pudo observar a través de la ventana el camino que recorría el vehículo que los llevaba hacía lo que podía ser su última batalla.

9.5.07

Luzbel es mi Pokémon es un Darkry

No tenía nada que hacer así que adopte un Pokémon jajaja. Denle click para poder adoptar al suyo.